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DESARROLLO DE LA TEORÍA
  • Primera etapa

Mantuvo, por otro lado, que el psicoanálisis es la creación de un genio masculino, Sigmund Freud, y de una mayoría de discípulos igualmente varones, por lo que era lógico que sólo se desarrollara una psicología desde la perspectiva fálica, que incluso llevó a estimar el clítoris como una especie de pequeño pene, olvidando completamente la vagina. En la sexualidad inhibida.

Una contribución psicoanalítica al problema de la frigidez (Horney, 1926-1927), trata este desorden que ella misma padeció, llamando la atención sobre la definitiva influencia de los factores culturales, que evitaban que la mujer se expandiera y desarrollara sus posibilidades personales y sexuales.

Finalmente, negó la relación entre sentimientos de inferioridad de la mujer con los atributos anatómico-genitales, defendiendo su origen cultural y en los años treinta, en una publicación bajo el título de La desconfianza entre los sexos

Defendió, entre otras cosas que, después de la primera infancia, el varón alimenta la imagen de una madre abnegada y sacrificada, que termina encarnando el ideal de mujer que puede llegar a satisfacer todos sus deseos y necesidades.

  • Segunda etapa

En 1935 abandonó el tema de la Psicología femenina porque sentía que el papel de la cultura en la formación de la psique femenina hace que sea imposible determinar lo que es claramente femenino. En una conferencia titulada.

"La mujer es el miedo de Acción" (1935), argumentó que sólo cuando las mujeres se hayan liberado de las concepciones de la feminidad fomentada por culturas dominadas por hombres, podremos descubrir la forma en que realmente se diferencian de los hombres psicológicamente.

Destaca el valor cultural de la neurosis y disminuye la importancia de las causales biológicas instintivas en las que Freud ponía más énfasis.

Por esta razón que se la considera parte integrante del grupo de psicoanalistas culturalistas, junto a Erich Frommy.

Harry Stack Sullivan, quienes tienen fundamentalmente en cuenta las relaciones entre el hombre y la sociedad disminuyendo el valor de la libido y de las pulsiones Se distanció de algunos de los principios básicos de Sigmund Freud, rechazando su concepto de envidia del pene y enfatizando la necesidad de ayudar a los pacientes identificando y confrontando las causas específicas de la angustia común, en vez de priorizar la focalización sobre los traumas de la infancia y las fantasías. 

El sufrimiento psíquico humano era fruto de conflictos entre el individuo y la sociedad, que los padres podían atenuar o evitar si trataban adecuadamente a sus hijos, gracias a lo cual éstos podrían desarrollar una personalidad armónica y bien adaptada.

Para Horney la neurosis era fruto de una angustia básica nacida de una inadecuada educación infantil dentro del seno familiar, donde la violencia parental era la clave explicativa esencial.

En el marco terapéutico, Horney defiende una genuina psicoterapia que exige una peculiar relación terapéutica donde se impliquen una especie de actitud cuasi-materno/paternal que facilitara la reconstrucción del alterado self.

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